Luego de la celebración eucarística en honor a
la Virgen de Caacupé, el obispo Ricardo Valenzuela aprovechó la ocasión para
leer una extensa carta dirigida al pueblo paraguayo donde abordó temas que
preocupan a la sociedad.
En su escrito, el prelado manifestó su honda preocupación e inquietud sobre el futuro de las entidades binacionales, la distribución de la riqueza y de tierras, falta de trabajo, la justicia y paz social y la violencia contra la mujer, niños y ancianos.
“Nuestro país vive un período de hondas preocupaciones, inquietudes y tensiones que afectan a nuestra sociedad en el orden político, económico, social y humano; factores que aconsejan y exigen una palabra nuestra, como pastor de la Iglesia, a los fieles y a las personas de buena voluntad”, reza parte del escrito.
Renegociación de Itaipú
Sobre la situación de las binacionales, el
religioso recordó que el tratado fue firmado para que ambos países puedan
obtener beneficios que contribuyan al desarrollo que puedan mejorar el nivel de
vida de la población y no para que unos pocos se beneficien.
En tal sentido recordó la proximidad de la renegociación del tratado de Itaipú para aprovechar la oportunidad y obtener recursos para el desarrollo nacional que contribuya a salir de la pobreza. Instó a las autoridades a actuar con transparencia, pericia, firmeza y estatura moral para lograr el objetivo.
“Si no actuamos con espíritu de honestidad y unidad por el bien común, perderemos definitivamente con la futura renegociación del Anexo C”, advirtió.
Trabajo y distribución de la riqueza
Valenzuela calificó de vergonzosa la desigualdad social imperante en nuestro país, a pesar de que las estadísticas mencionan que disminuyó la cantidad de pobres.
“Seguimos con más de un millón ochocientos mil pobres entre nosotros; mientras poquísimas personas acumulan riquezas que ni siquiera están en condiciones de manejar y controlar”, dijo.
Mencionó que hay jóvenes sin trabajo pese a estar capacitados profesionalmente o para cumplir tareas en el área de producción, industria o servicio, sin embargo se ven obligados a migrar o “vender” su conciencia por una mala paga.
Añadió que urge la generación de más puestos laborales para no especular con el lucro fácil y promover el desarrollo de la economía.
Problema de tierra
El religioso criticó fuertemente al INDERT, institución duramente cuestionada y sobre la cual “se proyectan sombras de corrupción y estafa”. Igualmente habló de las especulaciones en torno a expropiaciones.
Tampoco dejó de mencionar a empresarios, a los que tildó de codiciosos expulsando a indígenas y campesinos en su afán de poseer más y más. “Esto conlleva la actividad mecanizada en el campo de empresas agroindustriales caracterizadas por la mezquindad para tributar de quienes obtienen grandes ganancias”, expresó.
Funcionarios públicos
Los trabajadores de la función pública y los políticos tampoco escaparon de las duras palabras del obispo. Los instó a trabajar con empeño y honradez, dentro del marco de las leyes y la Constitución Nacional. Lamentó que muchos terminan sus carreras en la cárcel por hechos de corrupción.
También se refirió a los políticos y aconsejó a no peder de vista los reclamos de la gente, que ya no logra ocultar su hastío hacia los gobernantes. “No dejen de ver la triste realidad de países que aparentan vivir en el paraíso”, advirtió.
Violencia contra la mujer, niños y ancianos
Finalmente se refirió hacia los más vulnerables entre ellos la mujer, los niños y ancianos, resaltando la igualdad entre el hombre y la mujer, sin embargo no dejó de mencionar los hechos de violencia doméstica cuyas principales víctimas son las mujeres y los niños.
“Es tiempo de encarar con mayor seriedad programas de defensa de las personas vulnerables, mujeres, niños y ancianos para una mejor atención a sus necesidades esenciales. Como Iglesia tenemos la obligación de resguardar efectivamente sus derechos”, sentenció.