Cientos de miles de activistas salieron a las
calles de la ciudad para participar de la llamada “Marcha por el Día de los
Derechos Humanos”, en la que se prevé ofrecer a las autoridades una “última
oportunidad” para responder a sus reivindicaciones.
Una enorme multitud tomó las calles de Hong
Kong el domingo, en una manifestación que parecía una prueba para el aguante
del movimiento contra el gobierno, que celebraba medio año de protestas.
Coreando “Luchen por la libertad” y “De pie con
Hong Kong”, el mar de manifestantes avanzó por el distrito comercial de
Causeway Bay. La marcha se detenía en ocasiones, con cientos de miles de
personas abarrotando calles estrechas y mientras sus gritos de “Revolución en
nuestros días” resonaban entre los rascacielos.
“Es la última oportunidad que el pueblo le da a
Lam”, declaró el viernes ante los periodistas Jimmy Sham, uno de los
responsables del CHRF, movimiento que organizó las grandes protestas de junio y
julio.
Muchos alzaban la mano con los cinco dedos
extendidos en alusión a sus cinco exigencias, que incluyen elecciones democráticas
a la cámara legislativa y al jefe de gobierno local.
“Uno de nuestros problemas es que el gobierno
no fue elegido por nosotros, de modo que no tienen que responder a nuestras
demandas”, explicó Kelly Ma, señalando que las manifestaciones se habían
convertido en una parte habitual de su vida.
“Aún tenemos que pelear por ello”, dijo su
hermana, Priscilla Ma. “No debemos rendirnos. De verdad necesitamos que sepan
lo que pensamos”.
La alta participación recordó a las marchas de
los dos primeros meses de protestas, que atrajeron a cientos de miles de
personas, y cerca de un millón según los organizadores. La policía prohibió las
marchas masivas cuando empezaron a tornarse violentas, pero cedió y autorizó la
manifestación del domingo tras unas pocas semanas de calma relativa.
“Hay 800.000 personas participando en la
protesta”, dijo Eric Lai, del Frente cívico para los derechos humanos, el
domingo al anochecer, cuando aún había miles de manifestantes en las calles. La
policía de Hong Kong aún no ha suministrado sus cifras de participación.
Un gran número de policías con equipo
antimotines se desplegaron a lo largo de la ruta. La policía había anunciado
antes el domingo la detención de 11 personas y la incautación de varias armas,
incluida una de fuego con más de 100 balas. Según la policía, los detenidos
planeaban utilizar las armas durante la protesta para culpar a la policía, que
ha sido acusada de abuso de la fuerza contra los manifestantes.
El organizador de la marcha Eric Lai pidió a la
policía moderación y que no se emplearan gases lacrimógenos. Las autoridades,
que han empleado gas lacrimógeno, cañones de agua y balas de goma en
manifestaciones previas, dijeron que la fuerza ha sido necesaria para dispersar
a los manifestantes que cortaban calles, atacaban tiendas y les lanzaban bombas
incendiarias.
La marcha fue convocada por el Frente Civil de
los Derechos Humanos, un grupo que ha organizado algunas de las marchas más
importantes desde que cientos de miles de personas se congregaron el 9 de junio
para oponerse a una propuesta ya retirada del gobierno que habría permitido
enviar a la China continental a sospechosos de delitos para juzgarlos en
tribunales controlados por el gobernante Partido Comunista. Desde esa fecha,
unas 6.000 personas han sido detenidas y cientos resultaron heridas, según la
policía.
Pero nada hacía presagiar un cambio de actitud
en la jefa del gobierno local. Desde las elecciones, Carrie Lam, cuya tasa de
apoyo entre la población está en niveles históricamente bajos, no ha hecho
ninguna concesión al bando prodemocracia. La reputación de la policía también
se vio fuertemente dañada
El movimiento ha evolucionado para convertirse
en un desafío sostenido al gobierno del territorio semiautónomo chino y a los
líderes comunistas en Beijing. Sus reclamaciones también incluyen una
investigación sobre lo que los manifestantes describen como brutalidad policial
en su contra.
“Están fuera de control”, dijo Ernest Yau, consultor de 28 años. “Entendemos a nuestro enemigo común. Entendemos que estar unidos para luchar contra China, para luchar contra un gobierno que no escucha a su pueblo”.
Un miembro del Partido Comunista que se reunió el sábado en Beijing con el nuevo comisario de policía hongkonés indicó que China respaldaría a Hong Kong si impone la ley de forma estricta y sus “esfuerzos para restaurar el orden social”, indicó la agencia oficial de noticias Xinhua.
Fuente: Infobae